Jugar la vida en modo difícil

Hace unos días encontré este tuit y me llamó mucho la atención, hasta tal punto de hacerme escribir un post…

En realidad siempre he pensado que lo fácil siempre es achacar tu mala suerte o tu dificultad para lograr objetivos a tu aspecto físico.

Que las chicas no te querían besar porque eras feo, que no te elegían para jugar al fútbol porque eras gordo, que no encontrabas trabajo porque eras calvo…

Y lo comprendo, ojo, que los análisis los hacemos con la poca información de la que disponemos y no siempre nos podemos librar de la capa subjetiva. Esa misma capa que nos hace creer que los demás logran las cosas sin esfuerzo y trabajo, de suerte, inmerecidamente. Mientras que nosotros no tenemos nuestro merecido por tal o cual motivo.

Pero piensa por un momento si esta vida fuera sólo una partida de un videojuego al que llevas jugando siglos. Estoy seguro que si tuvieras la posibilidad de elegir escogerías jugar en modo difícil, con todos los impedimentos posibles. Eso hace que la vida sea más dura pero a su vez más sabrosa. Porque es cierto que consigues muchos menos objetivos pero los que alcanzas saben el doble de bien.

Esta filosofía la resume muy bien Toteking en su tema «Algo Más Que Recuerdos«:

«Si nunca has ahorrado para unas Nike

Nunca has disfrutado unas Nike».

Toteking

Estuve hablando con una persona que durante varios años de su vida disfrutó de una situación económica envidiable. Pudo llevar un tren de vida increíble, compras habituales en tiendas de lujo, visitas habituales a los mejores restaurantes y fiestas en reservados privados en las discotecas de moda. Esa misma persona en la actualidad llega con dificultad a final de mes, tiene que medir lo que gasta, compra lo más económico y se priva de muchos caprichos. Pues bien, sorprendentemente me decía que ahora era más feliz porque tenía una familia que la quería, que lo poco que lograba era gracias a su esfuerzo y que no cambia su situación actual por la anterior.

Claro que le gustaría vivir un poco más holgado, que los apuros económicos también afectan en las relaciones familiares, pero en líneas generales disfrutaba más ahora si se podía escapar un día al mes a comer unas tapas con su familia que antes cuando comía 5 días a la semana en restaurantes de varias estrellas Michelin.

Y algo muy interesante, ahora sabe que quien se le acerca es por amistad, no es gente interesada que viene a aprovecharse de su situación económica, que quiere sacarle dinero de alguna manera proponiéndole el negocio del siglo. La misma gente que desapareció cuando su situación económica cambió.

Jugar con vidas infinitas

A esto me refiero precisamente, a dejar de jugar la vida en modo fácil y elegir el modo más difícil del juego, donde hay muchas menos recompensas pero las pocas que llegan tienen mejor sabor. Me decía que ahora disfruta más encontrando una superoferta en Amazon que antes comprándose el capricho que quisiera en una boutique de lujo un día cualquiera. Porque tal y como salía de la tienda ese capricho ya no le proporcionaba más felicidad, lo quería, lo tenía. Y a por el siguiente capricho que le proporcionaba la misma píldora de felicidad, cada vez más corta y perecedera.

Te imaginas que tuvieras la oportunidad de jugar al mejor juego de la historia y te pusieran el modo fácil, con todos los tweaks activados, que para matar al Boss fuera extremadamente sencillo. En poco tiempo acabarías el juego sin dificultad y no lo habrías disfrutado ni la mitad del que tuvo que aprender que para acabar con el Boss había que dispararle 3 veces seguidas en la cabeza y luego 2 en las piernas (si jugabas a los arcades de los 90 seguro que sabes a qué me refiero).

Alguno pensará que esta forma de pensar es típica de los perdedores, de los conformistas, de los fracasados que buscan autoengañarse. Vale, podría ser, pero lo importante siempre es cómo te hace sentir esa situación, si la puedes gestionar, si cuando te vas a dormir puedes conciliar el sueño porque te sientes feliz contigo mismo, autorrealizado.

Estamos hablando de unos límites, no digo que un padre de familia sea feliz cuando sus hijos tienen que comer macarrones con tomate 5 días a la familia porque no alcanza el dinero. Se trata más de disfrutar la dificultad, de hacer balance cada cierto tiempo y decirte «oye, en este tiempo has hecho tal y tal cosa con sólo estos recursos. Pues no ha salido mal la cosa».

Ahí quiero llegar, a que aprendas a disfrutar de jugar en el modo difícil. La queja constante, el lamento continuo por tu «mala suerte» sí que es preocupante. Si no te gusta tu situación pues trabaja para cambiarla, pero deja de llorar. Deja de poner excusas como que eres feo, gordo, bajito o calvo. Esta vida la vas a jugar sólo una vez, tú deberías poder elegir en qué modo la vas a jugar, pero la realidad es que nunca sucede de esa forma.

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