Llegados a este punto de la crisis, con récord en la cifra de desempleo, más de 500 desahucios diarios, noticias de corrupción política cada día en la prensa… Cómo es que todavía no hemos salido a la calle para acabar con todos los políticos y banqueros? No te rías, que hace 80 años habría sucedido algo así, pero tal vez fruto de la educación recibida hayamos desarrollado algo que llaman indefensión aprendida, que no es otra cosa que aceptar los abusos porque no se puede hacer nada para evitarlo. Dejas que tus derechos vayan perdiendo fuerza frente a al poder de la clase política, manejada a su vez por las entidades financieras.
Entonces cómo es posible que alguien desesperado, en lugar de tirarse por la ventana en un desahucio no coge una escopeta y se lía a tiros frente al Congreso de los Diputados, para al menos morir matando? O por qué no se presenta en la oficina bancaria donde le dieron la hipoteca con una bombona de butano y un bidón de gasolina, y lo manda todo a tomar por culo?
Será porque asumimos que en parte es también responsabilidad nuestra? Vivimos en una sociedad capitalista que se basa en el endeudamiento de la población para seguir funcionando. Si tuviéramos sueldos altos quizás no haría falta pedir una hipoteca, aunque lógicamente a sueldos altos los precios también subirían por aquello de la oferta y la demanda. Así que aceptamos vivir con sueldos ridículos, insuficientes para mantener una familia con un único sueldo (como si sucedía hace 30 años), basamos nuestra vida en bienes y servicios pagados con créditos que se acumulan, nos hacen presos de nuestras empresas por miedo a perder el trabajo y no poder seguir pagando esas deudas. Pero sabes una cosa? Que no es cierto que esa sea la única realidad posible. Hay otras formas de vivir y ser feliz sin tener piso en propiedad y el último iPhone en el bolsillo. Se llama consumo responsable, ajustado a tus ingresos y no basar tu realización personal con la cantidad de cosas que tienes en propiedad.
La próxima reforma de la ley hipotecaria ha sacado a la luz un tema del que ya os he hablado otras veces. Una persona que ingresa menos de 20.000 €/año no puede ser propietario de una vivienda. Es así de simple, no aceptarlo es caer en el error que nos ha llevado a esta situación. Nadie quiere ser el «pobre» del grupo de amigos, pero por desgracia siempre hay uno que gana más y otro que gana menos. Tú eres el que se pone el nivel de exigencia.
En el post donde os hable del estilo de vida sencilla muchos de vosotros se sintió reflejado: vivir de acuerdo a tus ingresos, hacer autocrítica y reconocer que pudiste hacer más en tu época de estudiante y que hoy recoges lo poco que sembraste en aquel momento. Echarle las culpas a los demás es muy infantil, pero parece que esa actitud irresponsable es generalizada y comienza a ser entendida como el pensamiento único. Ojo al que se atreva a echar en cara a un desahuciado que picó muy alto al tratar de tener una vivienda de 250.000€ con un sueldo de 20.000€/año. Las hipotecas de 40 años que terminarán de pagar a los 70 son locuras aceptadas tanto por los banqueros como los desgraciados que pagarán mes tras mes por una propiedad que no valen los 380.000€ que acabará pagando entre hipoteca e intereses acumulados. Cómo pagarán esa hipoteca cuando estén jubilados? Seguirá subiendo el precio de la vivienda para recuperar los 380.000€ invertidos?
No puedo llamar irresponsable al que invierte 380.000€ sin tener conocimientos de economía pero tú si puedes insultarme por invertir mis ahorros en la Bolsa, no?
Si estudiaste una carrera y no tienes trabajo la culpa es tuya por elegir mal. Hiciste una inversión y te salió como el culo. Nadie te obligó, fuiste tú el que eligió ir a la universidad en lugar de montar un negocio de fontanería o una tienda de congelados. Es falso que la educación sea nuestra única herramienta de liberación y ascenso social. Esa trola nos la contaban nuestros padres en los 80 y muchos se lo creyeron. Eso era así en los 50-60 donde la tasa de analfebetos era elevada en España. Hoy hay más universitarios que en cualquier país europeo, es tan sencillo como que todos especulamos con la misma materia prima y ésta acabó perdiendo su valor en el mercado. Tuvimos la misma idea, conseguir una licenciatura para ser profesionales respetados, que te llamen Don Miguel por la calle, con tarjeta de visita y placa en la puerta. Algunos fueron más allá, y en lugar de darse cuenta de su error profundizaron en el error, haciendo doctorados, masters, doble licenciatura… La burbuja universitaria también ha explotado y todavía hay muchos que no se enteraron.
He leído poco a Marx, pero recuerdo aquello de que cada uno debería tener el derecho a trabajar en lo que de verdad le gusta, donde todos tengan el mismo sueldo, y por tanto los profesionales apuesten por desarrollar su vocación y no piensen sólo en hacerse millonarios. Ahora dime que tú has elegido esa licenciatura por vocación o porque pensabas que ganarías dinero para vivir mejor que tus padres. Que si, que es legítimo el deseo de crecer y ser mejor, pero en ningún sitio pone que todos los que lo intentan deban tener éxito.
Si lo estás pasando mal porque estás sin trabajo, con familia y una hipoteca que te asfixia, lo lamento. Te deseo que pronto salgas de esta mala racha, pero juzga cual fue tu papel en todo esto. Si sigues pensando que fuiste una pobre víctima inocente es que no te has enterado de nada. Para empezar, quién te obligó a comprar una vivienda en plena burbuja inmobiliaria? Quién te dijo que tendrías trabajo para siempre? Por qué tienes familia numerosa si no tienes aseguradas las cosas fundamentales como son el trabajo y la vivienda? Ah, claro: Dios proveerá, no? Era eso lo que te enseñaron y tú te creíste?
Esta crisis te debería servir para aprender de los errores y no repetirlos. Quitarte tantas tonterías que tienes en la cabeza, esos sueños de ser propietario, veranear en la Rivera Maya, conducir un cochazo y llevar a tus hijos a un colegio caro. Tú te has sacrificado menos que tus padres, no has trabajado tan duro, lo has tenido todo mucho más fácil, con muchas más oportunidades que ellos… Qué te hizo pensar que vivirías mejor que ellos? Aprende.
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