El ascensor social ya no funciona

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Acabo de leer esta noticia sobre el ascenso en la escala social y la verdad es que llevaba tiempo queriendo escribir sobre el tema, así que allá voy.
No voy a hablar de mi caso particular pero si que quizás te puedas ver reflejado porque haré alusión a una realidad que nos ha tocado vivir a los que nos criamos después de la dictadura franquista.

En la noticia hablaban que el ascensor social ya no funciona como antes, y tienen razón.

Quizás tus abuelos vivían en una pequeña aldea de Galicia, emigraron en los 50 a una capital como Barcelona. Tus padres vinieron con ellos igual que las maletas, sin decidir por voluntad propia el cambio de residencia. Tú te criaste rodeado de todo tipo de comodidades, te educaron para que estudiaras una carrera porque la gente con un título universitario vive mejor que ellos que tuvieron que trabajar a destajo desde pequeños.
Tanto tus abuelos como tus padres vieron cumplidas sus expectativas de vida porque mejoraron, ascendieron en la escala social.
Tú en cambio has seguido las recomendaciones que te dieron y ahora ves que todo fue un engaño. Te sientes estafado porque tienes el título universitario colgado en la pared pero con 30 años sigues trabajando en un Burger King.

Es duro vivir en nuestra época (eso lo habrán dicho todos en su momento imagino), es cierto que no hemos vivido ninguna guerra pero casi que todo ha sido mucho más complicado que superar un conflicto armado y un periodo de posguerra.
En nuestro caso todo se ha ido autodestruyendo sin encontrar a nadie a quien poder señalar como el máximo responsable.
Han desaparecido estructuras que protegían a nuestros padres y abuelos. Los valores asociados a la familia y la religión (que ahora no compartes) les servían para desarrollar su entorno social. Nunca estaban abandonados porque siempre alguien de la familia les ofrecía un plato de lentejas, ahora ya no es así. Casi no quedan familias numerosas (no, 3 hijos antes no eran muchos), ahora somos minimalistas hasta en eso (family pocket). Cada vez hay menos bodas, y si hablamos de bodas católicas ya ni te cuento, somos cuatro gatos los que todavía mantenemos los ritos cristianos.

Este alejamiento de la religión nos ofrece mayor independencia y libertad, pero nos desarropa al eliminar ese andamiaje que ofrece el hecho de actuar siempre de acuerdo a cómo te dicta alguien «superior».

Ahora nuestras relaciones se basan en contactos sociales con los que compartimos aficiones y gustos. Tienes más amistad con los miembros de un foro de usuarios de tu mismo modelo de móvil que con tus primos hermanos. Te sientes miembro de una comunidad por encima de ser miembro de una familia.En el fondo sabes que los que comparten gustos y aficiones no van a cambiar de la noche a la mañana, ninguno te va a decir cómo actuar. Todo lo contrario. En todo caso te ayudarán a que tu experiencia sea mejor y más placentera.

En frente tenemos a la familia que ve como sus hijas han estudiado una carrera pero luego no pueden compaginar la vida familiar y laboral. Educaron mujeres independientes que ahora tienen que elegir entre cuidar de un hogar y desarrollarse profesionalmente.
Es jodido, muy jodido.

Que hace 50 años cualquiera que supiera escribir a máquina ya tenía trabajo y ahora un médico con dos m.i.r. esté trabajando en una mutua cobrando lo mismo que un fontanero (con todos mis respetos) es algo dantesco.

Ya no existe un reconocimiento al mérito y al esfuerzo. El que lucha y trabaja ya no asciende socialmente, no hay sitio de donde agarrarse. Siempre encuentras a alguien menos preparado que tú ocupando un puesto mejor que el tuyo, pero él llegó primero. Y si no hay uno que lleva más años que tú encuentras intrusismo profesional, que ya no sé qué es peor.

No sé cuantos de vosotros os podéis sentir reflejados llegados a este momento. Quizás te sientas identificado con los que tienen un título universitario enmarcado y colgado de una pared cogiendo polvo. Estudiar una carrera no nos permitió vivir mejor que nuestros padres, es difícil comprar un piso por lo que no todos tendremos una casa propia, no tendremos una segunda residencia en la playa, no podremos tener muchos hijos a los que darle todo lo que considero necesario para su desarrollo personal.

Y todavía los hay con suerte porque han heredado parte de lo que sus padres y abuelos acumularon durante su ascenso social. Muchos vivimos en pisos de nuestros abuelos, otros ocupan el piso que hasta hace poco tenían en alquiler sus padres y del cual se sacaban unos ahorritos para poderse ir de vacaciones.
Estos son los más privilegiados porque no tienen que preocuparse de una hipoteca, aunque su posición económica tampoco les permitiría subir mucho más alto. No llegarán a tener una segunda residencia pero si que vivirán sin aprietos a final de mes.

Los que más me preocupan son los que han estudiado una carrera «por cojones», que tienen un título universitario de algo que ni les gusta ni les interesa (pero algo había que estudiar con tal de que tu madre no te diera más la tabarra). Se sienten estafados, nada es como te lo habían contado tus padres. No vives en la gloria, no tienes un trabajo «digno». Echas las mismas horas que tu abuelo en un trabajo basura, sin previsiones de encontrar nada fijo y mucho menos de lo que estudiaste. Este tipo de situaciones sólo sirven como medios de cultivo de grupos radicales, sobre todo de extrema derecha (atentos a las próximas elecciones) y eso nunca es bueno, es más, es peligroso para la estabilidad social.

Y lo peor es que tus hijos vivirán todavía peor que tú, piénsalo. Mientras tanto pasas horas en internet evadiéndote de todo, como ahora…

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