Hace una semana nos han cambiado la máquina de café en el trabajo. Pasaré de puntillas sobre su sutil sabor a manguera de riego, pero la novedad es que al ser una máquina nueva trae el sistema de pago mediante chip integrado en una llave de plástico.
La gente que nos movemos por impulsos consumistas rápidamente fuimos con nuestra llave-monedero para comprobar cómo funcionaba, cómo se recargaba y por supuesto, sacar un café para estrenar la nueva máquina.
Calculo que somos unos 60 trabajadores en nuestra planta, pues todos, absolutamente todos han pasado por la máquina para recargar su llave-monedero con al menos 2 o 3€. Gente que habitualmente no toma café, algunos que toman café de tarde en tarde… Todos han recargado su llave «por si acaso», pero a saber cuantos se olvidarán dentro de un mes de esa pequeña llave de plástico que se esconde en el fondo del bolso…
En ese momento surgió la cuestión de la que hoy os hablo:
Que gran negocio los servicios de prepago!
Otro negocio que también entendió el potencial de los servicios prepago fueron los videoclubs con cajero automático. Tenían «ofertas» por las que te ingresaban incluso la misma cantidad por la que tú habías recargado tu tarjeta. Es decir, si cargabas tu tarjeta prepago con 50€ ellos te ingresaban otros 50€, pero con una sencilla cláusula: tenías que consumir ese saldo extra antes de 3 meses…
Seguro que tú también picaste con esa oferta y nunca llegaste a gastar los 50€ que te regalaron, verdad?
Y a saber cuanta gente deja saldo sin gastar en sus tarjetas prepagos, cuantas de estas tarjetas se pierden, se averían, se olvidan… Son pequeñas cantidades que sumadas alcanzan importes astronómicos. Quizás a ti no te importe perder la llave-monedero con 3€ de saldo, pero el dueño de la máquina de café está loco de contento de cobrar por adelantado y además llevarse de regalo un tanto por ciento interesante a final de año.
Por eso, la próxima vez que estés tentado de aceptar alguna oferta basada en estos servicios prepagos, piensa primero si la vas a aprovechar, si gastarás todo el saldo, si realmente lo necesitas y sobre todo, aceptar que perderás algo de dinero en el negocio.
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