Parece que la crispación política está llegando a la sociedad y hoy he vivido una experiencia de los más absurda si no fuera por la carga de violencia que había implícita.
Os pongo en situación:
Vamos a hacer la compra a un centro comercial de Mataró y comienza la odisea de encontrar aparcamiento cerca de la puerta para que mi mujer (embarazada de 7 meses) no tenga que caminar demasiado.
Veo una plaza justo delante de la puerta y allá que voy, pero en realidad era el hueco que habían dejado al llevarse todos los carros de la compra, donde no se podía aparcar (ni cabía nuestro coche). Freno y me propongo dar marcha atrás para salir de ese pasillo sin salida cuando un coche se me pone justo detrás. Me asomo por la ventana y le digo que me deje salir que no hay sitio para aparcar.
Era una señora de unos 50 años y empezó a gritarme que no se movía, que hiciera yo maniobra para dejar que ella aparque en ese hueco libre.
Le digo que no es una plaza de aparcamiento y por eso no he aparcado, que me deje salir. Comienzo a dar marcha atrás y la señora apaga el motor de su coche y comienza a gesticular que no se piensa a mover de allí.
En un momento de lucidez en lugar de bajarme y sacarle a hostias me fui corriendo a la primera planta donde sabía que siempre hay varios vigilantes del centro comercial. Les explico la situación y se quedan flipando por la cabezonería de la señora. Avisan por radio a un compañero que irá al lugar para intentar solucionar el incidente.
El caso es que yo en ningún momento miré a la señora, sólo abrí la puerta del coche, subí a buscar al vigilante y cuando volví al coche ya llegaba el otro vigilante.
Le explico la situación y me dice que no sabe qué le va a decir a la señora. En vista de que no se atrevía a imponer su autoridad le dije algo que cambió su actitud en dos segundos:
– Mira, si os he llamado es porque no quiero problemas, es una señora y no quiero aprovecharme, pero si dices que no sabes qué le vas a decir yo lo arreglo rápido. Voy al coche de la mujer y la saco de dos hostias por la ventana!
– Tranquilo, tranquilo, voy a ver si le hago razonar porque no sé el motivo de que no se quiera mover.
El vigilante se acercó al coche de la señora, estuvo hablando un par de minutos y nada, la señora no arrancaba el coche. Me dice el vigilante que mueva yo mi coche hacia delante un poco, en ese momento me planto y digo que si la cosa es a ver quién tiene más cojones a eso no me gana nadie.
Al final la señora arrancó el coche y dio marcha atrás, salimos también marcha atrás y nos fuimos a seguir buscando otra plaza libre, pero la señora volvió a entrar en esa calle y aparcó en el hueco libre de los carritos de la compra!!!
Más o menos era ésta situación, ahí no se puede aparcar.
Llevamos todo el día hablando mi mujer y yo sobre el tema, no entendemos qué le pasaba a esa mujer, por qué se puso así de bruta sin motivo por nuestra parte, porque allí no podíamos aparcar ni nosotros ni ella y siendo una calle sin salida lo lógico es que dejen salir antes de entrar, no? También sacamos en claro que actué de la mejor manera, me ahorré un mal rato, una discusión o una posible pelea con una mujer que quizás tenga tantas frustraciones en su vida que esté amargada y lista para pagarla con el primero que se le cruce por delante.
Tengo que reconocer que la situación habría sido muy diferente si hubiera ido yo sólo en el coche, si mi mujer no estuviera embarazada y sobre todo si el otro conductor hubiera sido un hombre de mi edad. En esa situación quizás hubiera actuado de la forma incorrecta, por suerte el «chip futuro-papá» me está frenando en este tipo de situaciones donde no tengo nada que ganar y mucho que perder.
Espero que te sirva a ti también para que la próxima ocasión donde tengas que decidir entre pelear o buscar ayuda de los profesionales (vigilantes, policías…) mejor que sean otros los que solucionen el problema. Tu orgullo de macho no tiene por qué verse dañado, en realidad te estarás haciendo un poco más HOMBRE y menos ANIMAL.
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