No tenía claro quién se iba a llevar el galardón de esta semana, por eso he tenido que esperar hasta hoy para elegir ganadora y mira por donde es una de las galardonadas que más se lo ha merecido.
Una profesora de primaria (todavía no sabemos su nombre) denunciada por su conducta violenta y xenófoba.
He leído la noticia en varios medios y todavía estoy flipando con esta señora (por llamarla de alguna manera). Al parecer es una persona problemática que ya tuvo problemas en su anterior centro escolar y la delegación de educación en lugar de abrirle un expediente la cambió de centro y ahora vuelve a liarla con frases tan patológicas como:
Los catalanes tenían que estar todos muertos.
Ante esta situación y teniendo en cuenta que en el centro hay alumnos catalanes, las madres han decidido no llevar a los niños al colegio hasta que trasladen a esa profesora (yo la llamaría enferma mental o directamente basura humana).
Y lo peor de todo es que el delegado de educación dice que «no ha hecho nada malo todavía y que los padres han actuado a la ligera». Para colmo también leo que a partir de ahora los profesores podrán repeler una agresión en las aulas.
Sólo espero que esta profesora no siga en su cargo cuando entre en vigor esta nueva ley, miedo me daría llevar a mi futuro hij@ (que será catalán) a un colegio público y que tenga que soportar que su maestra diga cosas como esas y se quede tan tranquila.
Un aplauso a las madres que han actuado de esta manera, mejor pararle los pies a tiempo a este tipo de gentuza.
Yo he estudiado Magisterio (aunque ya no ejerzo) y conozco lo que hay en las aulas hoy en día: niñatos que han perdido el respeto a los profesores, que desconocen el respeto a la autoridad y a las personas mayores, que saben que la ley está de su parte y que convierten las clases en sus dominios.
Reconozco que hoy en día un profesor está atado de pies y manos cuando tiene que tratar con cierta clase de alumnos, yo mismo sufrí una anécdota que nunca he olvidado:
Estaba dando clases a alumnos de 5º de primaria (11 años) y expulsé de clase a un alumno que su comportamiento era el típico que quiere llamar la atención, interrumpir al profesor novato y que provocaba las risas entre sus compañeros.
Cuando lo expulsé de clase y le dije que fuera a ver al director pensé que todo se solucionaría con una bronca y nada más. A los 2 minutos estaba el niño en la puerta con el director a su lado. No me dió tiempo a preguntar qué pasaba cuando el director, elevando el tono de voz más de lo deseado y delante de toda la clase me dijo que yo no era nadie para expulsar a un alumno de clase.
Con esta simple frase me desautorizó delante de todos los alumnos y convirtió al niñato en un héroe para sus compañeros.
Entiendo que entre el profesorado exista frustración laboral, que el sistema no les proteja y sean las primeras víctimas del fracaso escolar. Pero ésto no justifica actuaciones como el de esta profesora, una persona así no puede ser un ejemplo para ningún alumno.
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