Boyhood, un maravilloso experimento cinematográfico

Escrito el

por

Reconozco que casi dejé de ver cine en 2014, he consumido tantas series y algunos buenos programas de televisión, que renuncié a horas de ver buenas películas. Pero fue precisamente por eso, porque no encuentro nada interesante en lo que se viene estrenando en los últimos años.

En cambio decidí darle una oportunidad a Boyhood, no lo hice por las nominaciones a los Óscar, sino por su director Richard Linklater, al que ya le tenía echado el ojo desde que rodó A Scanner Darkly. Fue un experimento interesante que mezclaba el dibujo y el cine tradicional, ambientando en una trama con toques surrealistas que hizo que no fuera bien entendida por el gran público. Es lo que tiene los experimentos, que a veces no tienen la aceptación que esperas.

Keanu Reeves en A Scanner Darkly
Keanu Reeves en A Scanner Darkly

Antes de ver la película había leído un poco la sinópsis y me recordó a una trilogía (Antes del amanecer, Antes del atardecer, Antes del anochecer) que jugaba también con el paso de los años «reales» dentro de la trama. Y resulta que esa trilogía es también del mismo director! En aquellas tres películas la pareja de protagonistas se conocen por casualidad y quedan en volver a verse 9 años después, cuando se rodó la secuela, y 9 años más tarde se cierra la trilogía viendo cómo es la vida actual de los protagonistas, convertidos ya en una familia feliz con hijos y un futuro común. En el caso de Boyhood lo que vemos es cómo fue la vida del joven Mason, entre los 6 y los 18 años, aunque en realidad lo que vemos es la evolución del actor que le da vida, Ellar Coltrane.

En ambos casos la historia es lo de menos, no hay una trama muy elaborada, no hay grandes sorpresas y a veces destila aires de docureality. Entiendo que muchos críticos acusen a Linklater de vender morbo, porque en Boyhood hay un fuerte componente de voyeurismo, viendo cómo crece el actor a lo largo de los años y cómo envejece el resto del reparto.

Linklater sabe que nos gusta la telerealidad, que hay cientos de realities que logran llegar a públicos muy diferentes que comparten en común el morbo de ver cómo transcurre la vida de personas ajenas, que acaban convirtiéndose en personas tan conocidas como lo podría ser un vecino o un familiar.

No creo que la película fuera mejor si hubiera utilizado a actores de diferentes edades para fingir el paso de los años en la historia, pero si habría sido peor, porque al utilizar al mismo grupo de actores durante los 12 años que duró el rodaje (en realidad sólo fueron 39 días de rodaje repartidos en una 12 semanas, una cada año) le estás dando un plus de realismo a la película.

Me gusta el detalle de Linklater de regalar planos a los dispositivos que los protagonistas usan para escuchar música y hacer fotos a lo largo de esos 12 años. De hecho te invito a que cuando reconozcas cuantos gadgets aparecen en la historia, desde un viejo mp3 hasta un smartphone que lo hace todo, incluso mejorar las relaciones entre hijos y padres divorciados, que ahora están más en contacto.

Estoy seguro que esta película puede convertirse en cine de culto para la generación que ha vivido el paso de lo analógico a lo digital. Recordar cómo era su vida antes de las redes sociales y compartir con los protagonistas cómo les afectó ese cambio.

Puntuación: 7

Déjame tu comentario:

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.