Qué sucede cuando un partido político se empeña en crispar la sociedad con un tema como la liberación antes de tiempo de un terrorista que hizo chantaje al gobierno, arriesgando su propia vida?
Sería un derecho legítimo si tuvieran la conciencia limpia, que no es el caso en esta ocasión.
Así que tenemos a nuestra clase política discutiendo, unos a la defensiva, sacando papeles del pasado, y la otra en la calle, por primera vez en su historia, con protestas cada fin de semana, lo que ha conseguido que no nos afecte en absoluto, porque llegan a ser pesados.
Unos utilizan el terrorismo como arma electoral, haciendo suyos símbolos nacionales, haciendo suyas todas las víctimas del terrorismo, haciendo suya la calle. Han conseguido despertar a la vieja guardia, que utiliza esas manifestaciones como plataforma de viejas glorias pasadas, que nunca deberían volver a aflorar (hemos vuelto a ver a La Falange, peligro).
Otros no saben actuar, no saben responder, no saben comunicar a la sociedad que han apostado por la negociación para acabar con el terrorismo. No han sido sinceros, ha recurrido al discurso de «Jose Luis y su Guitarra» (Carlos Herrera dixit), con palabras de adorno, sin llegar al centro del asunto. No han cogido el toro por los cuernos, no saben, nunca han sabido.
Y luego está la sociedad, con sus problemas, muy lejos de la disputa entre políticos jugando al «Y tú más». Tenemos otros problemas, pero la clase política no conecta con la sociedad, desconoce nuestros problemas habituales: vivienda, trabajo, colegios, conciliar vida laboral y familiar, hipotecas, sueldos basura, calidad de empleo…
Lo peor de todo es que los medios de comunicación, que son los que nos transmiten la información a la sociedad, está igualmente alejado de nosotros. Los periodistas estrellas (Gabilondo, Herrera, del Olmo…) no tienen que pagar una hipoteca que se lleva el 90% de su sueldo, no tienen problemas para encontrar colegio para sus hijos cerca de casa, no tienen problemas con sueldos basura (son millonarios), etc. Y ellos son los que filtran la información con su prisma personal, y luego nosotros asimilamos esa visión sesgada de la realidad. Así que nunca escuchamos hablar de nuestros problemas en los medios de comunicación, sólo hablan de política-ficción, conflictos ficticios con los que siguen viviendo del cuento los de siempre.
Y mientras, tú sigues durmiendo mal por las noches, porque no sabes hasta cuando podrás seguir pagando la hipoteca que crece cada mes. No encuentras colegio para tu niño, porque los piratas de las recalificaciones han dejado tu barrio sin suelo para escuelas y centros de salud. Tu trabajo depende de una subcontrata, que depende de otra subcontrata, subcontratada a su vez por otra, y otra, y otra. Así que si te pasa algo en el curro, nadie se hará cargo de las indemnizaciones.
Los sindicatos no sirven para nada. Tragan carros y carretas, pero mientras ellos sigan cobrando más que sus compañeros, tengan reducción de horas por las reuniones sindicales, y sabiendo que serán los últimos en salir en caso de quiebra, aquí nadie hará nada. Se han acomodado como lo hace la patronal, y se han apuntado a la sopa boba. Son unos cobardes.
Tu mujer no quiere tener más hijos porque no puede compaginar su vida laboral con la familia. Si deja de trabajar no tendréis dinero, porque la hipoteca se come tu sueldo, y coméis gracias a lo poco que ella pueda ganar.
Pero nadie habla de esto en la tele, ni en la radio, ni en la prensa. Allí todo el mundo habla que si se excarcela a un terrorista, que si tú robabas dinero, que si tú has robado todavía más que yo, etc.
No sé hasta cuando aguantará la población sin dar un golpe de estado, y poner a cada uno en su sitio: entre rejas.
Si alguno de vosotros ha visto «V de Vendetta» sabrá cómo termina: Volando el Parlamento Británico, con una rebelión social contra la clase política (y mucha dinamita).
Tendremos que recurrir a esta solución final?
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