El Gilipollas de la Semana – 70

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Ya he repetido en más de una ocasión que cuando elegimos el galardonado por el premio al Gilipollas de la Semana evitamos, en la medida de lo posible, elegir a personajes políticos.

Pero en este caso hay un eximente que nos permite elegir con todo el mérito posible a Josep Lluis Carod-Rovira como el Gilipollas de la Semana (el eximente es que el propio Carod-Rovira dejó de ser político al desaparecer de las listas de ERC y darse de baja de su partido en fechas recientes).

El motivo seguramente ya lo sabrás, escribió un artículo de opinión donde se retrata como persona y donde queda a la altura de un auténtico Gilipollas. En mi caso soy un ciudadano sin cargo político ni sueldo público y tengo derecho a estar equivocado y que vosotros me llaméis gilipollas por mi criterio personal. Pero en el caso de Carod-Rovira, habiendo sigo parte de la clase gobernante, que tenga tan poco sentido de la autocrítica es desesperante.

Bueno, si no sabes el motivo de este galardón te dejo aquí un extracto de su artículo (está en catalán):

Han plantado aquí sus tiendas, han pintado sus pancartas mayoritariamente en castellano y se han expresado públicamente en este idioma, eso sí, ‘para que nos entendamos todos’, ‘para no hacer divisiones entre nosotros’ y ‘para no dejar entrar el nacionalismo en la acampada. Lógicamente, lo que ellos entienden por nacionalismo, es decir, el catalán. El suyo, el español, el ‘normal’, sobre éste no hay que hacer ningún debate para que entre, porque ya está dentro, perfectamente instalado, desde el comienzo.

Tienen todo el derecho del mundo a indignarse. Pero si quieren hacerlo, como españoles, lo mejor es que no se equivoquen en el mapa y se manifiesten, se indignen, se meen, pinten, abronquen e insulten allí donde les corresponde: en su país. Al fin y al cabo, tampoco está tan lejos y está bien comunicado. Este internacionalismo progre, que va de apátrida, de anacional, de cosmopolita, cuando se expresa en el marco de una nación no normalizada políticamente, no hace nada más que el juego al nacionalismo dominante: el español.

Basta, pues, de complicidades ingenuas y de hacer el bobo con esta indignación de pacotilla. Ya toca bastante los huevos que alguien ocupe el centro simbólico del país, como para que, además, tengamos que soportar con normalidad insultos como lo que hemos podido ver y leer estos días.

Han utilizado los jardines públicos como urinario, han pintado el monumento al Presidente Macià y han dado una imagen del país marginal, chabacana y basta, el ataque y el insulto a los diputados ha sido la guinda del pastel.

¿Qué credibilidad tiene la indignación de una gente, la mitad de los cuales está contra el derecho de autodeterminación? ¿Cómo hay que entender que Falange Española se haya adherido formalmente a las concentraciones?

¿Es cierto, cómo se apunta en algunos ámbitos, que entre los indignados, desde el principio, al lado de mucha gente joven y de buena fe, hay algunos infiltrados que son agentes del CNI y que tienen como objetivo dar internacionalmente la imagen negativa al mundo que se está dando de Cataluña? ¿Cómo se entiende las muestra de rechazo a las banderas catalanas «esteladas» y al uso del catalán (en Ca-ta-lu-ña) que se han producido en el centro neurálgico de la capital catalana?

¿Qué coño de indignación es ésta?

Ya ves, este es el nivel de los políticos que han estado al mando de nuestros gobiernos en los últimos 8 años. Tremendo el personaje, tremendo.

2 respuestas a «El Gilipollas de la Semana – 70»

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