Estas cosas sólo suceden en Rusia, donde los peatones tienen tan poco sentido común que se atreven a cruzar una calle recién asfaltada y claro, luego pasa lo que pasa…
A mi me pasó algo parecido en la Expo’92 de Sevilla, que había una acera recién asfaltada (no era asfalto, era más bien silicona o resina de color rojo) y casi dejo los zapatos allí de recuerdo. En mi caso fue una negligencia de la Expo al asfaltar una acera sin avisar, pero estos rusos ven perfectamente los camiones echando el asfalto. Lo más gracioso es ver cómo van quedando varios zapatos abandonados por sus dueños… Pobrecillos, qué lástima (digo los zapatos).
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