El otro día hablaba con algún compañero del trabajo sobre lo complicado que resulta elegir la mejor educación para tus hijos. Y no sólo me refiero a los problemas que surgen cuando eliges tal o cual colegio. Me refiero a los problemas éticos que surgen cuando tú eres un ejemplo a seguir, cuando tu forma de actuar en diferentes situaciones son un espejo donde los más pequeños se miran e intentan imitar.
La discusión comenzó con el tema de las descargas de internet. Mi compañero me llamaba piratilla por descargarme películas usando bittorrent y decía que vaya ejemplo iba a ser para mi hija…
La verdad es que me tocó un poco la fibra y tuvimos un debate bastante encendido hasta que conseguir aclararle varios puntos que quizás alguno de vosotros comparta:
- En España no es delito descargar música o películas desde internet, siempre y cuando no se comercialice con ellas. Pagamos todos un canon por el derecho a la copia privada, con lo que la propia SGAE da su consentimiento a cambio de un fijo indefinido que al fina de cada año suman varios millones de euros a repartir entre el Rey del Pollo frito y compañía.
Una vez aclarado este punto salió el tema de educar con prejuicios y con miedos. Él contaba que no lleva a su hijo a jugar a un parque porque «le da miedo» que se haga daño. Tampoco lo monta en el tren de la bruja porque «puede que le dé miedo el túnel oscuro»…
En estos casos está claro que la última palabra la debe tener el padre, pero si se parase a pensar un poco cómo está actuando se daría cuenta de que su principal regla para educar es el miedo, simple y llánamente el miedo.
En lugar de razonar las decisiones, explicar las cosas para eliminar los «fantasmas» que aparecen cuando desconocemos qué puede haber en ese túnel oscuro… En lugar de hacer eso se prefiere fomentar una forma de vivir limitada por los miedos heredados por los padres.
Cree un padre que puede proteger a sus hijos frente a todos los riesgos? Es una batalla perdida porque si «está escrito» que un niño se haga pupa, descuida que ya encontrará la manera de hacerlo, pero por mucho que protejas los enchufes, pongas espuma en las esquinas de las mesas, barandillas en las escaleras… Se puede hacer daño de forma inconsciente de mil maneras y por eso hay que vivir de forma relajada, aceptar que existe esa posibilidad, hacer todo lo posible para reaccionar lo más rápidamente si llega el momento, tener claro cómo actuar y lo demás dejarlo en manos del destino. Ya sé que suena muy hippy, pero es la mejor manera de tomarte la vida.
En cuanto a la preocupación de elegir la mejor educación para tus hijos, la clave está en tener claro que tu poder de influencia es limitado, cada días más, por eso hay que centrar todos tus esfuerzos en crearle una serie de valores con los que ellos de forma autónoma, puedan actuar libremente, siempre y cuando sus acciones no entren en conflictos con los valores que han aprendido. Algo así como las tres leyes de la robótica, y que luego el robot actúe según su propio criterio.
Al final, cuando nos hacemos mayores solemos darnos cuenta de que en la vida sólo nos arrepentimos de las cosas que hemos dejado de hacer, las oportunidades no aprovechadas. Pero eso se aprende con los años, es tarea imposible meterle en la cabezota a un chaval de 16 años que lo mejor que puede hacer es estudiar y aprovechar su tiempo libre para llegar tan lejos como le sea posible en los estudios. Cuando en realidad a esa edad se está más caliente que el cenicero de un bingo y todo el día se está pensando en chicas…
Sin duda respeto a los padres que sigan educando con miedo a sus hijos, no creo que sea la mejor manera pero la educación la eligen los padres y el resto sólo podemos opinar, pero si aceptas un consejo te recomiendo que le expliques siempre todas las cosas, cómo funcionan los objetos, qué hay dentro del armario por la noche, que no hay ningún hombre del saco, que los monstruos no existen (bueno, algún día se lo explicas detenidamente), que el miedo aparece cuando desconocemos qué puede pasar y ante éste lo mejor es el conocimiento.
En eso se basaba la Iglesia en la edad media, educaba a la gente en el miedo para tenerles alejados de todo conocimiento y sometidos a su voluntad. Es un método que se ha seguido utilizando hasta nuestros días, cuando los medios de comunicación nos educan a vivir con el miedo al terrorismo (antes fue el comunismo, los extraterrestres, la peste negra, los bárbaros…).
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