El año en el que vivimos nuestra guerra

Escrito el

por

Tenía pensado escribir sobre el COVID-19 y la pandemia hace mucho tiempo. Lo fui dejando porque pensaba que esto pasaría rápido y ya habría tiempo para hacerlo. Soy un genio con las predicciones…

Primero comienzo con un mea culpa, reconociendo que fui un «gripista» que quitó importancia al COVID-19 en sus inicios. También pensé que sería una gripe fuerte, poco más. Esta vez no hablé de paranoia mediática, pero sí que hice caso a expertos en pandemias como Adolfo García-Sastre que tenían la misma opinión. Repetían que sería como 3 campañas de gripe concentradas en unos pocos meses, y yo mantuve la misma idea.

Pero bueno, eso ya es agua pasada, han transcurrido muchos meses y a pocos le importarán si hemos acertado. Los que no acertaron fueron los responsables políticos encargados de gestionar la situación y así nos ha ido a la población.

Hoy se cumple un año del primer contagio de COVID-19 en España y eso me ha hecho dejar por escrito algunos pensamientos que me gustará leer dentro de muchos años.

Nuestros abuelos llevan años diciendo «esta juventud lo que necesita es una guerra», y esto que hemos vivido es lo más parecido. Miles de muertos, pérdidas de libertades individuales, crisis económica, destrucción de miles de puestos de trabajo, cambios en nuestros hábitos y costumbres…

La diferencia es que en la 1ª Guerra Mundial murieron 9 millones de soldados y otros 18 millones en la 2ª Guerra Mundial, arrasando a toda una generación, y en esta ocasión los jóvenes se han librado bastante de los efectos a corto plazo. Por eso no les librará de los efectos que sufrirán en su futuro.

Fue muy emocionante ver la respuesta de la gente corriente durante los meses más duros del confinamiento. Uno recuperaba la fe en la humanidad, en las buenas acciones, los buenos deseos, los buenos gestos, la generosidad con los vecinos…

Todo fue un espejismo, un filtro que nos dejó ver sólo una cara positiva de nuestra sociedad que suele estar tapada por toneladas de egoísmo. Una vez acabado el confinamiento volvieron a salir a la luz esas muestras de egoísmo social, de poner por delante mi vida y despreciar al resto.

Ahora tocará vivir durante años en una sociedad cada vez más egoísta, cada uno mirará por lo suyo, olvidará lo antes posible lo que hemos vivido y se centrará en disfrutar al máximo la vida, sin importarle si el vecino lo está pasando bien, mal o regular.

Y en ese egoísmo veremos navegar a la juventud que sólo piensa en disfrutar sin mirar las consecuencias, a los políticos que arrimarán el ascua a su sardina, manipulando la realidad para captar a la mayor cantidad de gente para su causa, sea la que sea. Y por supuesto, nos quedan muchos años más de vivir rodeados de teorías conspiranoicas, como ya pasó tras la 2ª Guerra Mundial y la llegada de la Guerra Fría.

Me está quedando un post de lo más pollavieja (o boomer, como dice ahora mi hija), pero bueno, es que pronto voy a cumplir 44 años y me he convertido en un viejo. Cada vez me da más asco la sociedad, cada vez opino menos en Twitter, cada vez publico menos en mi propio blog… Porque empiezo a cansarme de opinar, no hay mucho por lo que luchar, no tiene arreglo. Toca vivir este tiempo, aguantar como podamos y dejar que transcurra sin que nos haga mucho daño. Igual que una guerra, rezando que la próxima bomba no nos caiga cerca.

Me despido con un tema de mi pesimista favorito, Toteking:

Déjame tu comentario:

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.