Para explicar de qué va la nueva serie «Sense8» no queda más remedio que explicar quienes son los hermanos Wachowski y qué ha pasado en sus vidas en los últimos 10 años. En 1999 revolucionaron la historia del cine con «Matrix«, para algunos una película sobrevalorada, pero la realidad es que cambió tanto al industria como en su momento lo hizo «Star Wars» o «El Señor de los Anillos«.

Pero los Wachowski insistieron en la misma fórmula demasiado tiempo, eran unos maestros de las secuencias de acción y artes marciales, aunque les faltaban buenos guiones. Al acabar de exprimir la trilogía de Matrix, decidieron apostar por un cómic fabuloso, «V de Vendetta» y gracias a la historia que era un regalo y su experiencia en las secuencias de acción, el resultado fue otra obra de arte. El problema es que se quedaron sin ideas, dando palos de ciego (infumables fueron «Speed Racer«, «El Atlas de las Nubes» o «El Destino de Júpiter«).

Todo coincidió con el cambio de sexo de Larry, ahora Lana, que desde 2003 comenzó un proceso de transformación, confirmado públicamente en 2012. Todo ese tiempo de transformación se nota en el cine de los Wachowski, aunque ahora viendo «Sense8« se entiende mucho más, está llena de referencias autobiográficas y apuesta una vez más por recuperar la «New Age» de su película «El Atlas de las Nubes«. Si viste aquella película recordarás que eran seis historias entralazadas a través de los siglos, seis personajes que compartían sentimientos y roles en la vida. Pues parece que en «Sense8» han querido seguir explorando ese sendero, para mi muy pasteloso y ciertamente aburrido.

Pero mejor empezar por lo más fácil, explicar de qué va la serie. Pues «Sense8» es una expecie de «X-Men» sensoriales, aunque las cualidades de cada uno les confieren algo así como poderes (expertos en lucha, hacking, explosivos, armas, conducción…). Durante los primeros episodios 8 personas de cada rincón del planeta descubren que tienen algo como visiones, pueden contactar con otras personas, pero no sólo verles, también hablar con ellos e incluso trasladarse al sitio donde están. Luego descubren que es algo más profundo, más sensorial, compartiendo lo que sienten entre los ocho (eso da mucho juego con momentos cómicos y otros muy sexuales). Son una especie de humanos evolucionados que comparten una misma mente.

En el grupo hay un policía, un activista del hacking, una Dj, una experta en peleas de kickboxing ilegal, una química, un experto ladrón de cajas fuertes, un conductor de los suburbios de Nairobi y un actor muy sensual. A lo largo de la serie se intercambiarán los «poderes» en momentos claves, creo que el futuro de la serie va por esos derroteros, una especie de comando preparado para todo.

Aunque me cansó demasiado cómo quisieron explicar la personalidad de cada uno, se extendieron demasiado hasta hacerlo cansino. Que todos tenemos sentimientos es obvio, que a veces sufrimos cambios de humor sin conocer los motivos, también. Esta serie intenta dar una explicación a esos momentos, pero todo muy espiritual y no del todo bien resuelto. Se presentaron los ocho personajes como ocho historias, ocho dramas personales, pero por algún motivo que no acabo de entender, a mi al menos me pareció mal resuelto.

De hecho si algo me ha sobrado (mucho) en «Sense8» ha sido la insistencia en el mensaje que quiere transmitir Lana Wachowski. Su apoyo al colectivo LGBT se hace presente en la primera mitad de la serie, en exceso. Su autorretrato se oculta en la pareja que forman Nomi y Amanita. Nomi es una transexual con pasado de delincuente hacker y su pareja lleva un peinado similar al que luce la propia Lana Wachowski. La realidad es que la actriz que interpreta a Nomi es Jamie Clayton, transexual en la vida real.

El elenco me parece muy correcto, creo que hay grandes descubrimientos para el público general en los personajes que han construido Tuppence Middleton (Riley), Max Riemelt (Wolfgang) o Doona Bae (Sun), aunque en su mayoría son actores que ya han trabajado con los Wachowski en anteriores proyectos. Destaco también a Miguel Ángel Silvestre (Lito) que explota una vis cómica magnífica y es de los mejores en su papel.

Los puntos fuertes de la serie son sus localizaciones, el montaje, la música y sus escenas de acción al más puro estilo Matrix. De alabar también su arriesgada apuesta por las escenas de sexo, en su mayoría gay, pocas veces vista en la series más populares, pero siempre presente en los proyectos de Netflix.

La serie ha sido rodada en San Francisco, Chicago, México DF, Islandia, Berlin, Mumbay, Nairobi y Seúl. El montaje de algunas escenas de acción combina planos rodados en varias de estas ciudades, con la dificultad técnica que eso supone. Esto es un punto fuerte, a ver qué otra serie conoces que haya grabado una persecución en coche en las calles de Nairobi o una huida en ambulancia por las montañas de Reikiavik grabada desde un helicóptero.

Por desgracia la serie es irregular, varían mucho de unos capítulos a otros, aunque los que mantienen el listón alto son motivo suficiente para que «Sense8» sea una recomendación acertada. Las escenas más tórridas están grabadas con mucho gusto, las escenas de acción recuerdan a algunas de Matrix:

Por último (no he querido hacer spoilers) te recomiendo estas dos webs sobre la serie:

Sense8 Linked

Capheus Tumblr

Le falta mejorar en los diálogos (densos y aburridos) para ser una serie sobresaliente, pero veremos qué nos traen en la segunda temporada, si son capaces de mantener o subir el listón. La mejor frase de la primera temporada:

Life is just five things: eating, drinking, shitting, fucking… and fighting for more.

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