Mi abuelo me decía que nunca me metiera en política y que jamás discutiese por temas de religión. Mi abuelo era de otra generación, otros tiempos, una guerra de por medio y mucho odio entre vecinos de una misma calle. Pero yo aún así le hice caso desde pequeño y nunca discuto sobre política o religión, pero no es hasta ahora que ya soy un adulto que por fin entiendo el fondo del consejo de mi abuelo.
Lo que él quería evitarme era que me enfrentase con un ciudadano que antes que persona fuera militante. Y de esos los encuentras en el mundo del fútbol, la religión o la política. Personas que no saben dialogar sin imponer su pensamiento, por supuesto ellos consideran que es el único válido y no atienden a razones ni se plantean en absoluto un cambio de concepción de la realidad.
La de veces que habré cambiado de opinión sobre un tema tras charlar con una persona que me abierto los ojos o me ha aportado la información que necesitaba para hacerme a la idea con un punto de vista diferente.
Pero este tipo de ciudadano militante es nocivo como un virus, te acaban dejando su huella que pesa como una losa. Puedes conversar con una persona normal y llegar a un punto de entendimiento a mitad de camino entre los dos puntos de vista. Si logras convencer a tu interlocutor puedes apuntarte un tanto, aunque yo no voy por la vida queriendo adoctrinar a nadie ni quiero imponer mi forma de ver la realidad. Es tan absurdo que no acabo de entender cómo hay alguien que se atreve a intentarlo.
Tu forma de ver la vida viene condicionada por cómo ha sido tu vida, cómo has aprendido a sobrevivir en la sociedad que te rodea. Nunca encontrarás dos vidas iguales, por tanto es inútil imponer tu forma de pensar a otra persona, porque incluso si tuvieras la razón, en la mente de la otra persona nunca acabará de encajar. Oye, esto es obvio, verdad? Pues nada, hay ciudadanos militantes que no cejan en su empeño.
No sé si te has cruzado en alguna ocasión con un tipo de estos. Seguro que sabes de qué hablo. Un tipo al que le comentas una crítica al gobierno y te sale atacando al partido rival. Un tipo al que le haces ver un punto de vista crítico hacia la Iglesia católica y te ataca a tus convicciones personales. No aceptan la menor crítica, ni conciben la autocrítica. Eso sería impensable, estar ellos equivocados? Jamás.
Y tengo un problema grave porque no sé tratar con este tipo de personas. Me sale la vena troll y no puedo evitar atacarles donde más le duele. Y cada día hay más indeseables de estos a mi alrededor. Con lo sano que es criticar y aceptar las críticas. Pero nada, aquí cualquier crítica es un ataque a sus creencias y se activa su discurso lleno de consignas leídas en algún foro, con los prejuicios habituales, un poco de victimismo si es necesario, mucha demagogia y sin el menor signo de empatía por su parte.
Un consejo: huye de este tipo de ciudadanos militantes. No aportarán nada bueno a tu vida. Perderás el tiempo y hasta el sentido del humor. Y si eres uno de ellos, trata de cambiar como sea. Por tu bien, por el de todos.
Déjame tu comentario: