Es poco habitual que un político pierda los papeles y la compostura en el Parlamento (no cuento las bofetadas que se dan los asiáticos con cierta frecuencia). Pero tal vez ha llegado el momento de que alguno de nuestros representantes (espera que me da la risa floja) saque la fiera que lleva dentro y luche por alguna causa, da igual, la que sea. Me vale que luchen por la defensa del lince ibérico o por la gratuidad de las autopistas de peaje. Repito, lo que sea.
Ya está bien de esta panda de sinvergüenzas que se montan una carrera profesional que al margen de la política no habrían podido alcanzar ni en el mejor de sus sueños. Quieres un ejemplo? Pues sólo hay que recurrir de nuevo a nuestra demagoga de guardia, Leire Pajín, cuya experiencia laboral previa a la incursión en el mundo de la política era limpiar culitos en una guardería. Eso si, la demagogia y la capacidad de mentir le vienen de familia, por eso llegó tan alto.
A lo que íbamos: Cuantos votos ganaría un político que le quitara la careta a sus compañeros, desvelando los tejemanejes que hay en el mundo de la política, reconociendo que él también nos va a robar, pero auditará lo que robe para no abusar.
Todo ésto viene en relación con el video que encontré el otro día sobre una política brasileña que soltó un discurso en su intervención parlamentaria que dejó con la cara roja a todos los presentes, sacó los trapos sucios de varios cargos oficiales y lo mejor de todo, lo más importante, es que su actitud es una esperanza de encontrar una nueva clase política dispuesta a luchar por sus votantes.
Te dejo el video de Cidinha Campos, Diputada del Estado de Río de Janeiro, que se desahoga de esta manera:
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