No sabía cual elegir de las muchas que hice ayer en Sabadell. El caso es que cada vez que veo los trenes en miniatura intento reflejar la pasión que ponen sus propietarios cuando las construyen. Hay modelos que tienen miles de horas de trabajo, es un hobby que nunca será remuneado y que a veces acaba medio abandonado porque nadie más en la familia tiene afición por los trenes.
Es esa la sensación que tengo cada vez que visito el Parc de L’Oreneta de Barcelona o el Parc dels Trens de Sabadell. Hombres de mediana edad, jubilados y varios ancianos, con mucha experiencia en máquinas de vapor, motores eléctricos, diesel… Grandes mecánicos capaces de manejar como los ángeles cualquier fresadora, que pieza a pieza le van dando forma a un juguete que hace 200 años les habría convertido en multimillonarios.
En cambio cada día ves a menos jóvenes, no hay niños, los pocos que se interesan desaparecen al llegar a la pubertad y cuando vuelven ya es con hijos mayores, los huesos doloridos y nostalgia del tiempo perdido.
Os dejo 3 fotos en lugar de una, no creo que a ninguno de vosotros le vaya a molestar…
Es increíble lo que han llegado a construir este grupo de artesanos, creo que es un buen plan para la próxima Diada Nacional de Catalunya, que te lleves a los peques de la casa a dar una vuelta en un tren de vapor. Quizás ni tú mismo has visto alguna vez una máquina de verdad, y créeme, impresiona verlas de cerca.
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