Nunca he sido aficionado a los perros, de hecho hasta hace muy poco les tenía auténtico pánico por una mala experiencia cuando era pequeño. No entiendo nada absolutamente de razas y pedigrí, pero si se reconocer cuando un animal es bonito y tengo que reconocer que el cachorro de Rottweiler que tienen mis suegros es una auténtica belleza.
Se trata de una hembra de poco más de un añito, pero ya podéis ver que estos animales tienen una musculatura impresionante. No es el rottweiler más fuerte que he visto (pero recuerda que es pequeña todavía) pero si la ves viniendo en carrera hacia ti, te aseguro que no intentarías hacerte el machote. Fijo que sales cagando leches, aunque lo más seguro es que ella sólo quiera jugar… Con tus huevos! jajajaja.
Ya es el tercer rottweiler que conozco y hay que reconocer que son perros con mucho instinto defensivo. Pero si los tienes entrenados y te conocen, son tan dóciles como un gatito, muy pesados, eso si, porque siempre buscan comida, te lamen la cara, se te suben encima para que les rasques detrás de las orejas… Son como niños grandes, pero ojo! Porque a la hora de defender «lo suyo» son muy, muy, muy agresivos, saben que tienen mucha fuerza y sólo con que se te suban encima a toda velocidad son capaces de dejar fuera de combate a un tío de 1,80m.
La foto fue tomada desde lejos y luego la recorté para centrar la atención en la perra, así que aquí te dejo los datos técnicos de la foto (sólo lleva un suave retoque de viñeteados):
Cámara: Nikon D40
Exposición: 0,017 sec (1/60)
Apertura: f/8.0
Lente: 135 mm
Exposición: -0.50
Velocidad ISO: 200
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