Os dejo la primera panorámica que hago de Barcelona, desde el Parc de L’Oreneta, donde está el circuito de trenes en miniatura (os recomiendo que lo visitéis, es genial).
También es el primer día que utilizo el nuevo Sigma 18-200mm f/3.5-6.5 OS HSM, que a primera vista me gusta mucho más que el Nikkor 18-135mm f/3.5-5.6 que usaba hasta ahora.
Es cierto que pesa bastante más, pero según me comentó un compañero de trabajo que tiene más experiencia que yo en ésto de la fotografía, el Nikkor que yo usaba, procedente del kit de una D80, era de peor calidad, porque suelen estar construidos con materiales de menor calidad que las mismas lentes compradas de forma independiente.
Ya me lo imaginaba, porque un kit de cámara y objetivo sale mucho más económico que la cámara y la misma lente por separado, en algo debían recortar gastos y parece que lo más rentable es en recortar en los cristales del objetivo del kit, por eso muchos les llaman a estos objetivos «pisapapeles», porque con el tiempo dejas de usarlos y se quedan rodando por casa.
Como os decía, es el primer día que utilizo el nuevo objetivo y estoy encantado. He notado mucha diferencia en dos cosas sobre todo, la velocidad de enfoque, que ahora es inmediato, y las fotos sale mucho mejor gracias al estabilizador de imagen que incluye el objetivo.
Así que os recomiendo que si os váis a gastar un dinero curioso en un nuevo objetivo, procurad que tenga estabilizador de imagen. Sale un poco más caro pero estás invirtiendo en mejorar mucho tus fotografías.
Lo que no me acuerdo nunca es de llevarme el puñetero trípode… No sé ni para qué me lo compré, porque al final siempre se queda en casa, dentro de su funda. Y por lo que he leído es una pieza clave para conseguir fotos enfocadas, el sumum de la fotografía.
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