Hay confianza, venga, reconócelo. Ocupas un puesto de trabajo para el que no tienes formación, conocimientos ni experiencia suficientes, pero no pasa nada. Tu jefe sabe todavía menos qeu tú y tiene despacho propio.
La gente debería estudiar/trabajar en lo que más dotes propios pueda desarrollar. Por ejemplo, la gente extrovertida que desempeñe puestos de cara al público, los más introvertidos por el bien de la empresa que nunca estén trabajando en contacto directo con los clientes.
Deberíamos cobrar en función de lo que sabe hacer. Hay que premiar al que se esfuerza por aprender, por seguir formándose, por optimizar su trabajo… Tu puesto tiene sueldo fijo, luego demuestras tener/aportar unos valores añadidos y la empresa lo reconoce con primas: por productividad, por dotes de mando, organización, optimización de los recursos, reducción de costes…
Así no haría falta el papel del típico jefe que sólo está en la empresa para decirte cada día lo que tienes que hacer.
Hace poco leí por algún sitio algo llamado «Principio de Peter» que tiene mucho que ver con este tema:
En una jerarquía, todo empleado tiende a ascender hasta su nivel de incompetencia. Con el tiempo, todo puesto tiende a ser ocupado por un empleado que es incompetente para desempeñar sus obligaciones.
Laurence J. Peter
Si te interesa el tema te dejo este enlace para que leas el libro completo de Peter donde hay muchas frases tan lapidarias como esa.
Déjame tu comentario: