Eso parece, que en España nunca hubo nadie que apoyara a Franco, que comulgara con sus ideales y que dijera que si a todas sus decisiones.
Al menos eso es lo que nos parece a toda la generación que hemos nacido después de la muerte de Franco (de la que se cumplen 34 años). Escuchas hablar a periodistas, actores y políticos que si vivieron en primera persona el régimen franquista y ahora enarbolan la bandera del antifascismo, y te preguntas: Pero esta gente de verdad vivió el Franquismo?
Lo digo porque usan una retórica luchadora, alguno incluso se cuelga la medalla de acabar con el Franquismo, hasta el mismísimo ZP el otro día comparó la caída del Muro de Berlín con la caída del Franquismo. Pero hay una sutil diferencia, que Franco murió en la cama, de viejo. Nadie lo echó del poder, nadie intentó asesinarlo, nadie presentó una alternativa que recibiera el apoyo popular mayoritario.
Entonces? Repito, yo no conocí el régimen ni en mi casa están obsesionados con el tema. En aquella época vivían como ahora, se buscaban el pan de cada día con el sudor de su frente y punto. Ni antes ni ahora se metían en política, pero si que son de los que piensan que en «aquellos años» se vivía mejor en muchos sentidos. Es cierto que no tenías libertad política, que las mujeres estaban oprimidas hasta tal punto de que no podían abrir una libreta de ahorros sin el consentimiento de un hombre (estilo Afganistán). Pero también es cierto que iban por la calle mucho más tranquilas que ahora, sabían que a determinada hora de la noche no era prudente estar «por ahí», pero en cambio dejaban la puerta de casa abierta durante todo el día sin miedo a que un niñato entre y te haga un graffitti en el portal (como ahora).
La gente que ronda los 60 años y que vivieron sus mejores años en el tramo final del franquismo imagino que tendrá una opinión diferente a los más mayores que vivieron los años más duros de represión política. Un cincuentón sólo conoció la «dictablanda» y su sensación de libertad durante el régimen también variará notablemente.
Pero lo que no escucho mucho (por no decir nunca) es que alguien reconozca que era franquista, por voluntad o por obligación, pero que en un momento dado apoyó el régimen de Franco.
Aquí en Cataluña la cosa es surrealista. Parece que lo 6 millones de catalanes siempre fueron antifranquistas, aquí nunca llevaron las calles nombres de generales de los tiempos de Franco, nunca hubo políticos catalanes en los gobiernos de Franco (os suena Samaranch?). Lo peor es escuchar una tertulia radiofónica, tienen una desfachatez al no reconocer que todos cantaron el «Cara al Sol» como el resto de españoles, que me hace apagar la radio.
Por suerte para el resto de españolitos que no conocimos el régimen, ni tuvimos los problemas de militancia política, ni nos sentimos héroes por derrocar a ningún tirano. Es más, el pasotismo es generalizado ante los temas políticos, cada día hay menos jóvenes militantes, votamos menos y nos interesa menos la política. Qué pensarán aquellos que corrían delante de los grises al pedir libertad política? Los que huyeron por defender sus ideales comunistas? Los que nunca regresaron del exilio?
Imagino que sentirán vergüenza por esta generación acomodada, que se olvidó muy pronto del sacrificio de unos pocos. En eso les doy toda la razón, pero también siento vergüenza de los que compartieron aquellos días de lucha desde el lado franquista, que todavía viven entre nosotros, pero que no reconocen que ellos vivían bien con Franco, porque es políticamente incorrecto.
Que no pasa nada, que cada uno tiene su propia ética, pero que al menos si ahora se ponen medallas que no sean hipócritas y se las pongan a los que de verdad hicieron algo. Esa gente si se las merece.
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