El egoísmo en las matanzas como la de Orlando

Seguro que no soy el único al que le extrañó mucho estudiar el asunto de los Nazis contra los judíos. El exterminio en los campos de concentración es algo que cuesta comprender, pero no tanto por la crueldad sino por la pasividad de los judíos que eran miles y superaban con crece a sus captores.

En la matanza de hace pocos días en la discoteca gay de Orlando pensé de nuevo lo mismo. Era un sólo hombre con un arma, entró en un local con más de un centenar de personas que fuero muriendo una a una. No usó una bomba, fue uno a uno. ¿Por qué no hicieron nada en grupo para frenar al terrorista?

Me pregunto cómo puede ser que alguien prefiera esperar escondido en el servicio a que te vengan a pegar un tiro antes que salir entre 5-6 personas y lanzarse sobre un tipo armado. Entiendo que muchos lo que buscaron fue huir y salir corriendo del lugar, pero ¿a nadie se le ocurrió organizarse y sacrificar su vida para salvar a los demás? Mató a 49 personas, tuvo que recargar su arma varias veces, muchas. En serio, ¿nadie fue capaz de ir a por él en esos instantes?

Han logrado extirpar nuestro instinto de lucha, de defendernos, de buscar la confrontación. Instintos primarios que habrían salvado la vida a decenas de víctimas en ese local. O tal vez no sea más que puro egoísmo, que cada uno mira por su vida y su seguridad. Me lleva de nuevo a la reflexión de los campos de concentración nazis. ¿Aquello fue egoísmo también?

Cuando alguien critica al ejército o a los militares siempre pienso en este dilema. Yo no seré nunca un militar, pero respeto y admiro a la gente que está dispuesta a dar su vida por mantener nuestra libertad y nuestra forma de vida. Evidentemente los intereses políticos y económicos usan estas fuerzas militares a su antojo, pero eso no quita que los que se ponen el uniforme y carga el arma al hombro lo hacen por una noble causa.

Necesitamos todos tener profesionales que mantengan esos instintos de defensa, de confrontación, que en una situación de emergencia corran en la dirección contraria a la que todos huyen.

P.D: También me choca mucho que en el país de las armas no hubiera nadie más armado en ese local y se pudiera haber defendido.

 

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