Todo tiene un principio, un origen, un momento que hace que la situación estalle. Ese punto comienza en las elecciones anticipadas que convoca Artur Mas estando en el poder con mayoría simple (y apoyos del PP).
En 2010 llega al gobierno Artur Mas tras lograr la victoria con 62 escaños (en el 2006 habían sacado 48), y no pierde el tiempo, en cuestión de días comienzan a aplicar una política de recortes presupuestarios para reducir la deuda pública de Cataluña. Viendo el gráfico se hace uno a la idea de lo que debió encontrar CiU cuando llegaron a la Generalitat.
Así que haciendo caso a las directrices de la Unión Europea, comenzaron a aplicar un plan de dos años, con recortes en el gasto público. De hecho presumieron de adelantarse a Mariano Rajoy a la hora de aplicar su política de recortes. Porque esto es así de sencillo, PP y CiU son partidos que apuesta por reducir la deuda pública a base de recortar prestaciones al ciudadano. Así que no era de extrañar que el gobierno de CiU del 2010 contase con el apoyo del PP catalán, que votó a favor de sus recortes en sueldos públicos, sanidad, educación…
El regreso del «Espanya ens roba»
Este discurso no existía (o era mínimo) cuando me vine a vivir a Cataluña hace 10 años. De hecho he visto cómo el sentimiento independentista crecía de forma exponencial. Siempre he dicho que la crisis y la política de recortes son los que han alimentado este crecimiento (la gota que colmó el vaso fue la sentencia sobre el Estatut), pero hacía falta un leitmotiv, no podía asumir responsabilidades ante miles de ciudadanos que protestaban en las calles. Era septiembre del 2012 y las plataformas independentistas sacaron a la calle a casi un millón de ciudadanos. Allí fue cuando se reactivo el «Espanya ens roba», porque quedaba feo decir que PSC, ERC y ICV-EUiA habían arruinado a Cataluña en cuestión de dos años. Sería del género tonto reconocer que los políticos de izquierda habían derrochado el dinero que no había en la caja, que los servicios públicos no se podían sostener en base a lo que se ingresaba en impuestos.
Exacto: ingresos. Esa fue la clave, no había suficientes ingresos. Si yo gasto más de lo que ingreso es que soy un pésimo gestor, pero si le doy la vuelta a la tortilla puedo decir que necesito más dinero del que me dan para poder llevar este ritmo de vida. Y lo mejor es que la gente aplaudió esa idea. Poca broma, Artur Mas se cagó (literalmente) y adelantó las elecciones para usar ese renacido leitmotiv en su favor. Aunque el tiro le salió por la culata, perdió 12 escaños que fueron a parar a ERC, co-responsables de la ruina de Cataluña, pero que nadie se atrevió a decir en su momento. La maquinaria estaba en marcha y no se admitían intromisiones.
Y mientras yo, un andaluz que había llegado a Cataluña hacía sólo 6 años, que veo todo el panorama con algo más de perspectiva, no entendía nada. No comprendo cómo la gente se ha tirado en brazos de ERC cuando en su etapa de gobierno llevaron al desastre a la economía de Cataluña. Es más, han sido tan genios que han logrado que España sea la culpable de su pésima gestión, o eso han hecho creer a miles (tal vez millones) de catalanes. Tampoco nadie ha explicado por qué hay tanta deuda de empresas públicas catalanas, gestionadas en su mayoría por expolíticos (la puerta giratoria) y amigotes afines a los partidos del poder.
Oye, que Artur Mas también opinaba como yo cuando llegó al poder. Quería detener una espiral de autodestrucción a base de recortes en el gasto público. En tan sólo un año y cuatro meses, Artur Mas redujo un 20% el presupuesto de la Generalitat. El problema llegó después, cuando no sabían de donde seguir recortando y le tocó el turno al sueldo de los funcionarios. Y ahí pinchó en hueso. Así que lo siguiente fue sacar a pasear el «Espanya ens roba», envolverse tras la bandera y tratar de liderar un movimiento que se había escapado de las manos de los partidos políticos. Ahora era una asociación como ANC, un lobby con gran poder en medios de comunicación, que se han adueñados del proceso, determinando cuando y donde se llevan a cabo las reclamaciones contra el «Estado opresor».
Y en esas estamos. La deuda de Cataluña supera los 50.000 millones de euros, pero nadie explica cómo se han generado, quienes son los gestores responsables ni que asuman las consecuencias. El discurso ahora sólo pide que seamos independientes, que con el dinero que nos roba España liquidaremos la deuda y esto será la California de Europa. Pero yo mientras miro el gráfico de arriba, el que muestra la evolución de la deuda pública y tiemblo al imaginar cómo será esto en unos años, cuando no haya Fondo de Liquidez Autonómico que sirva para pagar las nóminas a los funcionarios y tengamos que recurrir al mercado de deuda externa con una calificación de «bono basura».
Pero bueno, tampoco quiero dramatizar, en cuestión de meses veremos donde acaba (o empieza) todo. Será divertido vivirlo en primera persona.
Actualizo (tras el meneo del post)
Este artículo no está hecho para atacar a ERC, no ataco a los partidos de izquierda, no defiendo a CiU, no justifico el desequilibrio de financiación que sufre Cataluña (como Baleares, Valencia y Madrid). En este post muestro que el principal problema de Cataluña es la deuda. Y eso por mucha mejora de la financiación que haya, no se soluciona. Porque el problema de base es que se gasta siempre más de lo que se tiene. Si le das más dinero servirá para gastar todavía más. No es la primera vez que defiendo la política de recortes en tiempos de exceso de deuda pública. Un apunte, también he escrito dando la razón a los que piden la independencia, o más bien se la quitaba a los que piensan que los independentistas son sólo los de la Cataluña profunda.
Entiendo que haya deuda pública, pero no a estos extremos, no podemos comprarnos un pedazo de chalet en primera línea de playa y esperar a que la terminen de pagar nuestros nietos. Eso es lo que hacemos generando esta deuda pública. Creía que cuando llegó Artur Mas al gobierno por fin alguien lo había entendido, pero luego vi donde hacían los recortes y me di cuenta que no se habían enterado de nada. Recortan en sanidad y educación pero mantienen los chiringuitos de los medios de comunicación y las empresas públicas.
Si Cataluña acaba siendo independiente lo que lastrará su futuro será la deuda pública. Pero eso tampoco parece que lo entienda la gente. Cuando debes tanto dinero y tienes que financiarte lo haces pagando mucho interés, eso si logras que alguien te financie.
Vale, ya os podéis seguir insultando entre independentistas y nacionalistas, que eso es al final a lo que venís la mayoría.
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