Tus ganas de emprender y cómo te forja como persona

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Ya os hablé en alguna ocasión que aprendí muy pronto que no valdría como empresario. Dicen que los verdaderos emprendedores lo intentan una y otra vez, hasta lograr que salga bien algún proyecto. Entonces lo venden a nuevos inversores y comienzan desde cero hasta lograr su próximo éxito.

Pues en mi caso fueron 2 derrotas consecutivas y ya tuve suficiente para descubrir la de problemas que te puede aportar tener tu propio negocio. Las ventajas me las he ido imaginando a lo largo de los años a través de las experiencias que me han contado amigos que si son sus propios jefes. Pero es que yo sólo conocí el lado oscuro del emprendedor, cometí todos los errores que explican los manuales que hay sobre cómo emprender. También es cierto que los errores que cometí no los repetiría hoy en día con toda la información de que dispongo, pero eso no me invita a intentarlo de nuevo.

Os he contado que procedo de una familia con muchos funcionarios del estado. He mamado que sacarte unas oposiciones te aseguraba la vida. No sé qué debe estar pensando mi padre (D.E.P.) viendo cómo viven hoy en día los funcionarios, pero se alegrará que yo no siguiera su carrera profesional. Pero yo al menos quise intentar la vía empresarial, aunque en mi caso, y hablo con 13 años de experiencia acumulada desde aquel experimento, lo hice mal todo desde el principio. Ni sabía lo suficiente de ese mercado, ni era el momento socioeconómico, ni estábamos en la ciudad adecuada, ni teníamos las relaciones sociales necesarias… Lo que ya te he dicho, un desastre.

Luego lo volví a intentar, con idéntico resultado y por causas similares. Aunque tengo que reconocer que en la segunda ocasión no fue tanto por mi parte como por la banda de músicos que tenía por socios. Bueno, ahora que lo pienso si fue por mi culpa, porque no tuve buen ojo a la hora de elegir compañeros de viaje.

Y ahora viene lo interesante, porque de las derrotas aprendemos muchísimo si sabemos analizarlas. Aprendí a conocer el mundo de los negocios, a valorar un buen socio, a reconocer una oportunidad de negocio si estás en el lugar y momento oportuno. Eso ya es mucho y lo he ido aplicando a mi vida personal, aunque sin dar nunca el paso de invertir en mi propio negocio.

Cuando digo que lo aplico me refiero a que cuando me llamaban para una entrevista de trabajo yo hacía un estudio de mercado previo a la empresa que me quería entrevistar. Lo leía todo sobre sus movimientos mercantiles, pagaba informes de esos que te venden en la red por 5€ y que te dan toda la información de la empresa: número de trabajadores, cuanto factura, cuanto debe… Siempre he creído que aceptamos con demasiada facilidad una oferta de trabajo. Vale, ya me has llamado hijoputa por decir algo así de arrogante en época de crisis y desempleo, pero ya os he dicho muchas veces en el blog que a mi la crisis me la suda, yo actúo siempre bajo una filosofía de vida y a la vista está que me funciona. Es como si te pidiera salir una chica y tú sin mirarle tan siquiera a las tetas cara aceptases salir con ella. Te puede salir bien o mal, pero ya sabes que por lo general será una experiencia laboral no del todo satisfactoria, verdad?

Y no sólo lo apliqué a mi trabajo, también a la hora de consolidar mi relación sentimental con mi mujer, a la hora de cambiar de ciudad de residencia, a la hora de tener hijos… Tengo claro que los errores que cometí como emprendedor amateur no los podía repetir en mi vida personal. Y algo todavía más importante: mis experimentos no podía afectar a la estabilidad económica de mi familia.

Hoy hace 13 años que fracasó mi primer intento de montar mi propio negocio. Fue una empresa de diseño de páginas web, pero me adelanté 4 años y elegí la ciudad equivocada. Eso me permitió descubrir que mi vida no estaría en ese sitio en el futuro (cierto) y creo que como experiencia vital ya es algo importante y que valoro como un éxito personal (muchos fracasan una y otra vez, se empecinan en seguir intentándolo en «su ciudad» y no se dan cuenta que con sólo viajar 400kms ya tendrían su futuro resuelto).

No, no volveré a intentar tener mi propio negocio. No digo que el tema de los blogs no los vea como un negocio, pero esto ya sabéis que no da para mantener una vida digna. Tengo vicios caros como comer cada día, pagar la luz, el agua, la conexión a internet… Que los ingresos de un blog personal no te permiten de ninguna manera.

Disfruto siendo un «asalariado». Me gusta tener un jefe. En cambio en mi vida fuera del horario laboral soy todo lo contrario. Me gusta dominar las situaciones, ser el líder que toma las decisiones y asume los errores. Es como que decidí rebar el nivel de conformismo en el aspecto laboral, y conservar mi soberanía en el resto de aspecto.

Para finalizar sólo quiero hacer una aclaración. Que a mi me haya salido mal mi carrera de emprendedor no significa que tú no lo tengas que intentar. Doy por hecho que serás capaz de lograr lo que yo no supe alcanzar, y me encantaría que me contaras tu caso. Valoro mucho a la gente que lo intenta una y otra vez, y más todavía a los que han logrado crear un proyecto estable que da trabajo a otra persona. Eso debe ser genial para la autoestima. Acostarte cada día pensando que hay gente que vive gracias al puesto de trabajo que creaste.

Lo has intentado? Lo intentarás? Genial.

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