Mucha gente piensa que los caballos son animales aburridos, que sólo sirven para trotar o tirar de un carro, pero viendo cómo se comporta este potrillo te das cuenta que se parecen a un cachorro de perro o de gato más de lo que pensamos:
Lo mejor es la cara que pone el potro después del último talegazo, mirando fijamente a la pelota con cara de decirle: Ya no juego contigo!
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