Esta semana me encuentro en el mismo dilema de siempre. No sé si se puede calificar como Gilipollas al ganador de esta semana, tal vez debería recurrir a Camilo José Cela en busca de inspiración literaria para definirle. Pero bueno, es de lo peor que he visto en mucho tiempo, así que el calificativo os dejo que lo elijáis vosotros.
Una abuela salva de un incendio a sus perritos pero se olvida de su nieto que estaba durmiendo
Mandy Hands, una ama de casa de 45 años y residente en Portsmouth (Inglaterra) se despertó una mañana y vió su casa inundada de humo negro. Bajó corriendo las escaleras y comprobó que venía de la cocina. Su marido y su hijo mayor acababan de irse a trabajar y es posible que después del desayuno la tostadora sufriera un cortocircuito que provocara el incendio.
En ese momento de pánico sólo pudo acordarse de salvar a los cuatro perros que tienen de mascotas y salir a la calle para ponerse a salvo junto a otro de sus hijos. Cuando se acordó que su nieto de 11 años estaba todavía durmiendo en su cama, sufrió un ataque de nervios. Por suerte en ese momento llegaron los bomberos y pudieron rescatar con vida al niño que no se había enterado de nada (fuente).
La abuela está traumatizada por el terrible olvido, no se perdona que salvara antes a los perros que a su propio nieto.
Creo que en estos casos la penitencia ya la lleva servida, el recuerdo le pesará por el resto de su vida y eso que al niño no le pasó nada.
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