Hazme caso amigo, si eres padre y tienes hijos pequeños, no intentes cazar nunca ningún animal. Sobre todo ni se te ocurra intentar atrapar algún animal peligroso, asqueroso o que dé repelús. Así que la próxima vez que aparezca una araña gigante en el techo de la cocina, no le digas a tu hija pequeña que grabe la «cacería» mientras papá (su héroe) trata de cazarla con la ayuda de una simple fiambrera:
El grito de la niña lo entiendo, la cara de pánico del padre la comparto. Salir corriendo con el pie dentro de la fiambrera no tiene precio. Pa’vernos matao!
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