Para mucha gente las fechas previas a las vacaciones es cuando comienzan a negociar las condiciones laborales de la próxima temporada.
Es en estos momentos cuando se deberían tener claros algunos argumentos que utilizarás en las negociaciones con tu jefe o responsable de RR.HH, así que vamos a ser un poco objetivos (no demasiado, que tampoco me pagan para serlo) y veamos cuanto deberías cobrar en función de algunas variables de tu puesto de trabajo:
- Eres indispensable: ocupas un puesto indispensable para el funcionamiento diario de la empresa. Si te fueras mañana mismo provocarías un caos considerable. Si eres el único que hace tu trabajo, aunque no sea un trabajo difícil, con el tiempo te vuelves un especialista difícil de encontrar en la calle de buenas a primeras. Eso vale dinero y la empresa lo sabe.
- Eres responsable de vidas ajenas: tu puesto de trabajo supone una responsabilidad enorme porque si no haces bien tu trabajo lo paga alguien más que tú. Si muere alguien la empresa tendrá que pagar mucho dinero, así que prefiere tener a los mejores profesionales en estos puestos.
- Has hecho crecer los beneficios: esta variable no está al alcance de todos, pero si observas bien sabrás detectar que desde que llegaste ha aumentado la productividad y la empresa tiene mayores beneficios. Habla claro con la empresa, pon las cifras sobre la mesa y la evidencia hará el resto.
- Eres un especialista: no confundas a un experto con alguien que sabe hacer bien su trabajo. Si algo se te da bien, cobra por ello. El que piensa que sabe mucho de un tema y lo quiere compartir gratis, es un listo, no un experto.
- Cuantas empresas como la tuya hay en el mercado: si trabajas en una panadería sabes que podrás encontrar trabajo en otra sin problemas porque eso es lo que hay, muchas panaderías. Pero si trabajas en la unidad de I+D de una empresa nuclear, sabes que sólo hay 4 empresas como la tuya en todo el muno y si te quedas en la calle tendrás que cambiar de sector porque tienes difícil la reinserción laboral. Debes cobrar caro para cubrirte el riñón, una especie de amortización a largo plazo.
- Nadie sabe cuál es tu trabajo en la empresa: si nadie sabe qué aportas a la productividad no te prestarán atención, no te valorarán ni te pagarán lo que te mereces. Hazte notar, explica tu labor en la empresa a otros compañeros… A nadie le gusta ser «el informático» que vive recluido en un mini despacho, de donde no sale en todo el día, que no habla con nadie ni sabemos qué hace allí dentro. Ser sociable a veces significa cobrar más cada mes.
- Has recibido alguna oferta de la competencia: uno vale tanto como sabe, por eso nuestro silencio tiene un precio. A ciertas empresas (la mayoría) les jode mucho que te vayas a la competencia directa, por aquello del espionaje industrial. Deja claro que sabes cosas importantes y cruciales para la empresa, que no tienes problema en cambiar de equipo y que todo tiene un precio. Si es cuestión de venderse mejor que seamos nosotros los que ponemos el precio. Mercenarios si, pero bien pagados ante todo.
Si trabajas de reponedor en Carrefour quizás te la sude esta lista de variables, pero quizás si te sirvan si estás empezando a conocer cómo funciona el mercado laboral. Con esta información irás un paso por delante de tu rival en una negociación sobre el sueldo que te mereces. Suerte (se aceptan donaciones si te dan un aumento jejeje).
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