La violencia genera violencia, la ley del ojo por ojo nos dejará a todos ciegos, la violencia no conduce a nada…
Todas estas frases políticamente correctas las has escuchado esta semana cuando se conoció la noticia de Emilio Gutierrez, un vecino de Lazkao que sufrió en su vivienda uno de los últimos ataques del entorno terrorista, sin pensárselo dos veces cogió una maza y arrasó una Herriko-taberna que suelen frecuentar algunos hijos de puta que siguen defendiendo a ETA. Ojo al dato, este tipo de establecimientos no tienen licencia de apertura desde que el juez Garzón ordenó su cierre, pero parece que el juez estrella no se preocupa mucho de que se apliquen sus sentencias.
Éste hombre es hijo de un concejal del PSE que tuvo que vender todos sus bienes y marcharse del pueblo, de hecho la sede del PSE atacada era suya y en el último piso seguía viviendo Emilio Gutierrez, que se ha quedado sin casa por el atentado abertzale. Por el momento se ha ido a vivir con sus padres a Alicante, porque en su pueblo corría peligro de sufrir un ataque de los que se llenan la boca con la palabra Fatxista, cuando ellos son más fascistas que los propios nazis.
Yo no suelo defender la violencia, nunca ha solucionado nada por esa vía, pero si que aplaudo que por una vez en 30 años, un vasco haga algo así y no se quede mano sobre mano, aguantando la pena y el escarnio de sus vecinos. Probablemente sea la primera vez que un ataque violento contra una sede sea recibida con comprensión por casi la totalidad de la clase política.
Por supuesto, los políticos vascos que se encuentran en la recta final de la campaña electoral, han salido a rechazar el ataque a la taberna de los hijos de puta. Aunque el candidato del PP se ha ofrecido personalmente a costear la defensa en caso de que tenga que hacer frente a una causa judicial, aunque por el momento ha salido en libertad después de ser detenido. Es la reacción prevista porque ninguno se va a liar la manta a la cabeza y defenderá que la población atacada se tome la justicia por su mano.
Vale, en eso estoy de acuerdo, pero si me gustaría imaginar cómo hubiera sido la historia si hace 30 años los familiares de la primera víctima de ETA hubiera cogido un camión cisterna y lo hubiera estrellado frente a la sede de Herri Batasuna… Habríamos tenido una guerra civil o un conflicto como el de Irlanda del Norte? Tal vez si, tal vez no.
Si todavía hay alguno que defiende que todos los ideales deberían poder defenderse en las urnas (o sea, que no hubieran prohibido a Batasuna y compañía presentarse a las elecciones), me gustaría que me fueran sinceros y si defenderían igualmente a un partido nazi, ultracatólico, fascista, racista… Verdad que no?
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