Analizando lo sucedido con el secuestro del barco español en la costa de Somalia, me vino a la mente cómo se habría tratado el tema hace unos 150 años, más o menos.
- Para empezar el atunero vasco iría armado hasta la bandera para defenderse en alta mar frente a los ataques de los piratas o de los terroristas (y porque no, del resto de barcos de la competencia también).
- Cuando los piratas se hubieran hecho con el barco inmediatamente zarparía el buque de guerra más próximo con órdenes de tirar a matar.
- Una vez se hubiera localizado el barco, lo único que se negociaría con los piratas es la forma de entregarse: por las buenas o por las malas. Después de eso lo único que quedaría sería asaltar el barco con tropas especiales y no dejar a nadie con vida. Quizás incluso se les cortaría la cabeza y las manos para luego advertir a posibles piratas de que con los barcos españoles no se juega.
Como os decía al principio, las cosas ya no son así. Desde que se fundó la ONU las guerras ya no han vuelto a ser tan inhumanas como antes. Ya no hay bombardeos masivos, ahora se eligen objetivos selectivos y se atacan con misiles inteligentes.
Ya no se invaden fronteras por tierra, ahora se practican embargos económicos que ahogan el sistema financiero de un país.
Pero en cambio seguimos con las manos atadas a la hora de luchar contra el terrorismo, porque lo primero que aparece son las palabras «derechos humanos». Es decir, tomamos en cuenta los derechos de asesinos inhumanos que no miran si sus bombas acabarán con la vida de docenas de niños inocentes. Así nunca acabarán con ellos por las malas. Quizás si luchamos contra la miseria y la desigualdad social consigamos erradicar esos medios de cultivo donde germina el odio de los terroristas.
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