Leo esta noticia en 20minutos y no salgo de mi asombro, detienen a unos delincuentes por estafar a otros delincuentes:
Cae una red de tráfico de cocaína que estafaba a compradores con harina y azúcar
Estafaban a compradores extranjeros que acudían a España para adquirir cocaína, para lo que realizaban los mismos pasos: llevaban una pequeña cantidad del estupefaciente para entregar como muestra y, en el momento de finalizar la transacción, entregaban sustancias como harina o azúcar, tras lo que huían con el dinero.
Quizás no he entendido bien la noticia, pero parece que han desarticulado una red que vendían sustancias tan peligrosas como harina y azúcar. Vale este tipo de productos están por las nubes, pero no sabía que venderlos fuera un delito.
Al parecer estafaban a los compradores, eso es lo fundamental, aunque los compradores estuvieran cometiendo a su vez un delito contra la salud pública y narcotráfico, eso es lo de menos, lo más importante es que les estaban tomando el pelo…
Leyendo la noticia recuerdo una anécdota que me pasó un verano en Matalascañas a principio de los 90. Uno de mis colegas me habló de las pastillas que vendían en Madrid que tomándote una te lo pasabas bomba (yo nunca había oído hablar del éxtasis). A mi como nunca me ha dado por probarlas así que no le di más importancia, hasta que una noche me enseña un puñado de pastillas que llevaba en una bolsita. Enseguida se las quité con intención de tirarlas a la basura pero me dijo que eran de mentira, que le había vaciado una caja de Saldeva de su hermana mayor (son para el dolor durante los días de mestruación) y que las iba a vender a los pastillero como si fueran pastillas de éxtasis.
El caso es que vendió unas 15 pastillas de saldeva por unos 150€, lo que no recuerdo es que ninguno de sus clientes viniera a buscarle al día siguiente reclamando que le había estafado, imagino que estaban tan ciegos que el analgésico hasta les vino bien en ese momento.
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