De la calidad literaria de Antonio Machado no tengo mucho más que añadir, pero me ha sorprendido descubrir que muchas frases populares que suelo utilizar habitualmente son obra de éste andaluz (si, hay andaluces que saben hacer algo más que tocar las palmas, cantar sevillanas y beber vino en El Rocío). Algún día acabaremos con el tópico del Andaluz vago, «gracioso» y cateto (reconozco que yo no coloboro mucho porque doy el perfíl del estereotipo de típico Andaluz).
Te dejo algunas de sus frases que se han hecho más populares:
Aprende a dudar y acabarás dudando de tu propia duda; de este modo premia Dios al escéptico y al creyente.
Benevolencia no quiere decir tolerancia de lo ruin, o conformidad con lo inepto, sino voluntad de bien.
Caminante no hay camino, se hace camino al andar.
Despacito y buena letra, que el hacer las cosas bien, importa más que el hacerlas.
De diez cabezas, nueve embisten y una piensa.
Dicen que el hombre no es hombre mientras no oye su nombre de labios de una mujer.
¿Dijiste media verdad? Dirán que mientes dos veces si dices la otra mitad.
El ojo que ves no es ojo porque tú lo veas; es ojo porque te ve.
El poeta debe escuchar con respeto la crítica ajena, porque el libro lanzado a la publicidad ya no le pertenece. Él lo entregó al juicio de los hombres, sin que nadie le obligase a ello. Asístele, sin embargo, el derecho de no ser demasiado dócil a admoniciones y consejos, y le conviene, sobre todo, desconfiar aun de sus propias definiciones.
En política solo triunfa quien pone la vela donde sopla el aire; jamás quien pretende que sople el aire donde pone la vela.
Hay dos clases de hombres: los que viven hablando de las virtudes y los que se limitan a tenerlas.
La alegría consiste en tener salud y la mollera vacía.
La muerte es algo que no debemos temer porque, mientras somos, la muerte no es y cuando la muerte es, nosotros no somos.
La zona más rica de nuestras almas, desde luego la más extensa, es aquella que suele estar vedada al conocimiento por nuestro amor propio.
No basta mover para renovar; no basta renovar para mejorar; no hay nada que sea absolutamente empeorable.
Nuestras horas son minutos cuando esperamos saber, y siglos cuando sabemos lo que se puede aprender.
Nunca perdáis contacto con el suelo; porque sólo así tendréis una idea aproximada de vuestra estatura.
Para dialogar, preguntad primero; después… escuchad.
Por mucho que un hombre valga, nunca tendrá valor más alto que el de ser hombre.
Si cada español hablase de lo que entiende, y de nada más, habría un gran silencio que podríamos aprovechar para el estudio.
Siempre que trato con hombres del campo pienso en lo mucho que ellos saben y nosotros ignoramos, y en lo poco que a ellos importa conocer cuanto nosotros sabemos.
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